Alrededor de un millón de firmas de Alemania, España, Argentina, Brasil y Estados Unidos, entre otros países, quieren impedir la participación del artista costarricense Guillermo Vargas en la Bienal Centroamericana del Arte que se hará en noviembre en la ciudad de Tegucigalpa, Honduras.
El artista, de seudónimo "Habacuc" (un profeta hebreo) expuso el año pasado en la Galería Códice de Managua su obra Exposición Nø1. Se trataba de un perro atado en la sala, famélico y muy enfermo a quien llamó "Natividad", en homenaje a Natividad Canda, un hombre devorado por un rottweiler. En la muestra también había letras hechas con comida para perros que decían: "Eres lo que lees" y un incensario donde se quemó crack y marihuana. Y se pasaba el himno sandinista... al revés.
Según las denuncias, "Natividad" murió un día después de la exposición. Pero dos meses después la directora de la galería, Juanita Bermúdez, salió al cruce de las acusaciones asegurando que el perro estuvo suelto en el patio interior y sólo fue atado 3 horas; que fue alimentado por el propio artista y finalmente escapó.
Cuando Guillermo Vargas fue seleccionado para representar a Costa Rica en la Bienal Centroamericana, desde el sitio www.petitiononline.com se empezó a juntar firmas. Ana Sokoloff Olivier Debroise Rodolfo Kronfle Chambers, jurados de esa selección dijeron que "las obras que Habacuc envió a la Bienarte eran inéditas, y por lo tanto, sin relación con las que, dos meses antes, fueron expuestas en Managua". Y rechazaron la campaña contra el artista.
Desde Madrid, Jaime Sancho, proteccionista e impulsor de la campaña, dijo a Clarín: "Las firmas muestran la reacción de la comunidad internacional, pero no son un elemento válido para conseguir el objetivo mientras no existan otras voluntades". Habla de quienes auspician el evento: Empresarios por el Arte de Costa Rica, la asociación hondureña Mujeres en el Arte, organizadora de la bienal, y los patrocinadores.
La World Society for the Protection of Animals también tomó cartas en el asunto: "Nuestra oficina en Costa Rica contactó al Ministro de Arte y Cultura, quien confirmó que el señor Vargas participará en la Bienal con una obra diferente a la que presentó, en Nicaragua, lo que significa que esta vez no usará ningún animal y por lo tanto el Ministerio no prohibirá su participación", dijeron en una carta.
Ante esta carta, Sancho concluye: "El juicio moral a este señor ya está hecho. Todo el mundo sabe que Guillermo Vargas es un maltratador de animales y que en nombre del arte la sociedad internacional no lo admite todo".
El lunes, en diálogo telefónico con Mujeres en el Arte, su coordinador Bayardo Blandino dijo a Clarín que no tenía una respuesta oficial. Ayer pusieron un comunicado en su sitio web. Decían que respetan "el posicionamiento técnico del jurado de Bienarte 2007", así como "el posicionamiento político de los patrocinadores y el Ministerio de Cultura de Costa Rica".
Vargas no pudo ser ubicado. En declaraciones citadas por el diario "La Nación", de Costa Rica, se defiende: "Me reservo decir si es cierto o no que el perro murió. Lo importante era la hipocresía de la gente: un animal así se convierte en foco de atención cuando lo pongo en un lugar donde la gente va a ver arte pero no cuando está en la calle muerto de hambre. Igual pasó con Natividad Canda, la gente no se sensibilizó con él hasta que se lo comieron los perros". Y agregó: "Nadie liberó al perro ni le dio comida o llamó a la policía. Nadie hizo nada".
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¿Esto es arte?
Florencia Braga Menéndez
La pregunta mas difícil de contestar es la menos importante en este caso. Este tipo es un imbécil del que no vale la pena hablar y este asunto es sólo otro exabrupto mediatizable, otra vulneración sin dirección del crítico límite entre el delito y el arte. Independientemente de que creo que el arte no es una deidad a la que haya que permitirle todo en virtud de una supremacía, de que el contexto "arte" no disuelve la maldad, independientemente de lo horrendo que me parezca no asistir al pobre perro, esto me parece una nada. O sea, en el mejor de los casos es el típico caso de libre expresión. Y el punto es que no tenemos espacio psíquico ni real para toda la catarsis de la que es capaz la libre expresión del mundo.Me pregunto si algo podría quedarse fuera de lo exhibible como arte. La respuesta, siguiendo el juicio de los curadores que eligen producciones como la de este ganso, es que cualquier cosa se puede nomenclar como arte. Para mí no. No creo que sea sano destinar un centavo ni unidad de energía a tomar en cuenta la obra de este tipo y la de un montón más de exhibicionistas decadentes. Alguno dirá "por lo menos nos hizo discutir, pone en evidencia algo, denuncia la idiotez de un sistema". Ser idiota no es denunciar idiotez, es enunciarla.
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